Opinión

ARSÉNICO NO ME MATES

Más de 100 personas, entre pobladores, madres gestantes y niños, tomaron las principales calles de Huarmey en una movilización pacífica, exigiendo apoyo inmediato de sus autoridades. La razón detrás de esta unida manifestación radica en los alarmantes resultados de tamizaje del Ministerio de Salud (Minsa): el 80% de las muestras indican niveles elevados de arsénico en la sangre, afectando particularmente a niños y mujeres en estado de gestación.

En medio de la incertidumbre y la angustia, surge la pregunta: si la salud es un derecho constitucional, ¿por qué no hay autoridades que prevengan estos casos? Aunque se está investigando al responsable, se sabe que en el puerto de Huarmey se llevan a cabo actividades extractivas que, de no ser monitoreadas adecuadamente en términos ambientales y de salud, representan un riesgo inminente para la población.

Las fotografías de la movilización revelan la presencia de niños afectados en el puerto de Huarmey y el 9 de Octubre, dejando una sensación de lucha y tristeza a la vez. ¿Hasta dónde debe llegar el impacto para que nuestro gobierno nacional se interese genuinamente por las comunidades y priorice su bienestar sobre la economía, cuyos frutos rara vez llegan a la población?

«A—–, NO ME MATES» es un clamor que resuena desde Huarmey, exigiendo no solo respuestas inmediatas sino acciones concretas para salvar la salud y el futuro de estas comunidades afectadas. Es hora de que la prioridad sea la vida y el bienestar de la población, por encima de cualquier interés económico que ponga en peligro la salud de nuestras generaciones presentes y futuras.

 

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