NO MÁS PETRÓLEO
El problema que enfrentamos con los derrames de petróleo en la costa y Amazonia peruana es mucho más que una simple preocupación ambiental. Este desafío afecta concretamente a las personas que habitan en las comunidades ribereñas de los ríos contaminados por estos derrames. Hablamos de más de 10 mil personas cuyas vidas están entrelazadas con las aguas contaminadas, los peces y los recursos naturales de la región. Estamos hablando de poblaciones vulnerables que viven bajo pozos petroleros mal sellados y pescadores que dependen directamente de la pesca artesanal para subsistir.
El futuro de estas comunidades está en juego. Si no tomamos medidas drásticas y urgentes para abordar los derrames de petróleo y los pasivos ambientales, las consecuencias pueden ser devastadoras. Miles de personas podrían perder sus vidas debido a la contaminación del agua y la destrucción de sus medios de vida.
La importancia de tomar medidas inmediatas no puede subestimarse. Hasta ahora, más de 900 derrames de petróleo han ocurrido en el Perú, y más de 3,200 pasivos ambientales persisten sin remedio. La región de Piura, en particular, ha sufrido graves consecuencias. Las autoridades, en lugar de ayudar a los pobladores afectados, continúan promoviendo nuevos lotes petroleros sin abordar las preocupaciones de las comunidades locales.
Es hora de que el gobierno y las empresas petroleras asuman su responsabilidad hacia las personas y el ambiente. Debemos presionar para que se implementen medidas de prevención de derrames más estrictas, se remedien los pasivos ambientales y se apoye a las comunidades afectadas. La vida y la salud de miles de personas dependen de ello, así como la preservación de uno de los ecosistemas más vitales del planeta. La acción es necesaria y es necesaria ahora.
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